Capítulo XXXII
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Bill siempre había sido dado a los problemas, al menos eso
era lo que pensaba Tom. Bill siempre había destacado y siempre lo empujaba a ir
más lejos, eso a Tom le incomodaba ya que él prefería pasar desapercibido;
creía que por eso se había pasado tanto tiempo vistiendo ropa que superaba su
talla en varios números. Aunque debía de reconocer que el impulso de Bill era
el que lo había obligado a dar pasos que nunca habría dado solo.
Ahora que se encontraba en el umbral de la puerta y
observaba la escena de su hermano besando a su psiquiatra, comprobaba que Bill
siempre había sido dado a los problemas ¿Qué debía hacer? ¿Enfadarse, alegrase?
Bill era su hermano, su gemelo, él mismo; y no le costaba nada imaginar la
cantidad de problemas que surgirían de esto. De pronto Bill lo vio y la
sorpresa de uno se reflejó en el rostro del otro. Cuando Tom pudo reaccionar,
se dio la vuelta y se alejó por el pasillo.
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Me paseaba desesperada de un lado al otro de la habitación.
Tenía un cigarrillo entre los dedos, pero aún no encontraba la calma para
encenderlo. Las voces de Bill y Tom se oían a través del pasillo y entraban por
la puerta. No alcanzaba a comprender lo que se decían, pero el tono me dejaba
claro que no estaban teniendo una conversación amable.
Intenté sentarme en uno de los sofás pero en cuanto crucé
una pierna sobre la otra, la descrucé y volví a ponerme en pie. Escuché mi
nombre vociferado tras la puerta de la habitación en la que se habían encerrado
los chicos hacía casi veinte minutos; los veinte minutos más largos de mi vida.
¿Qué pasaría ahora? ¿Qué pasaría conmigo, con mi carrera,
con el centro?
Notaba presión en el pecho y comencé a respirar por la boca,
hiperventilando. Estaba teniendo un ataque de ansiedad, podía reconocer los
síntomas; y antes de que se apoderara de mí alcancé a pensar en una forma de
combatirlo. Me llevé ambas manos a la boca y la nariz, y creé un pequeño espacio
en el que respirar. Cerré los ojos e intenté vislumbrar el sitio más calmo que
podía imaginar. Pensé en mi bañera; me imaginé descansando en ella en medio de
las burbujas. Por un instante me sentí un poco más calmada, pero entonces mi
imaginación me hundió en el agua al pensar en la reacción de Hayman cuando
supiera lo poco profesional que había sido, y a continuación vinieron mis
padres ¿Cómo reaccionarían ellos? En lo primero que pensé fue en su pena ¿Por
qué no había pensado en ella a tiempo?
Me mofé de mi misma porque sabía que esa pregunta tenía una
respuesta fácil y apabullante por lo ridícula que llegaba a ser: me había
enamorado.
Escuché la voz de Bill, elevándose por encima de la de Tom,
y el corazón me dolió; tenía la adrenalina disparada y todo funcionaba empujado
por ella. Luego vino un silencio inquietante, pesado. Esperé los segundos, o
minutos, que abarcó ese silencio, notando como me faltaba el aire. Cuando la
puerta se abrió me puse de pie rápidamente y me acerqué al umbral para mirar
por el pasillo.
—Voy a llamar a Hayman —dijo Tom, con el teléfono en la
mano.
—¿Sabes el daño que le harás a ella? —preguntó Bill,
insistente, apelando a una consideración que su hermano no parecía dispuesto a
tener.
—¿Y el daño que te hace a ti? Se supone que está aquí para
curarte —lo enfrentó, Tom, casi gritando.
—¡Y me estoy curando! Es qué no lo entiendes —rebatió Bill. Noté
un nudo en el estómago al oír sus palabras ¿Realmente lo estaba ayudando?
—Yo no veo los resultados —arremetió Tom. Tomó la mano de
Bill y la alzó—. Todavía hay postillas en esta herida —Bill tiró de su brazo.
Tom lo miró fijamente—. No, yo no veo resultados.
De pronto tuve claro el único camino a seguir.
—Díselo, Bill —hablé casi sin voz. Ambos me miraron.
—¿Qué? —preguntó él, incrédulo.
—Díselo —repetí, inclinándome débilmente hacia ellos; un
movimiento inútil, pero que necesitaba para sentir que era parte de aquella
situación.
Bill comenzó a negar suavemente con un gesto, bajó la mirada
y el gesto se fue intensificando hasta que finalmente habló.
—No, no puedo —aseguró. Sabía que esa iba a ser su reacción.
Lo había sido cada vez que el tema había salido.
—Sí puedes —insistí.
—¿Qué cosa? ¿Decirme qué? —comenzó a preguntar Tom.
—No, Seele. No es discutible —habló, enérgico, dando la
espalda a su gemelo.
—¡¿Ves?! —le gritó éste—¡No puedes decirme que te estás curado¡
¡No eres el mismo, no eres el Bill que no tenía secretos conmigo!
—¡¿Es que tú me lo cuentas todo?! —Se giró para reclamarle.
—¡Ya no! ¡No puedo! ¡Ya no hablamos de nada! ¡Ni de lo tuyo,
ni de lo mío! —Tom se acercó más a él, como si quisiera dejarle claro el
espacio que había entre ambos; un espacio que no era físico y que parecía
insalvable. Pero ahí estaban los dos, luchando.
Ya me lo había dicho Tom: Las personas vendrán e irán, los problemas también, pero al final
estaremos sólo nosotros. En ese momento lo entendí claramente.
—Díselo, Bill —volví a insistir, empujándolo contra su peor
temor.
—¡No! —gritó en mi dirección. Se encontraba enjaulado,
prisionero y sin escapatoria.
—Entonces se lo diré yo —noté una horrible presión en el
pecho. Sabía que estaba traicionándolo con mis palabras.
—No puedes. Tenemos un trato —apeló, apretando los puños.
Tom se mantenía firme y silencioso en su lugar.
—Será lo mejor —me mantenía de pie junto al umbral de la
puerta, a varios metros de ellos.
Bill se llevó ambas manos a la cabeza y enredó los dedos en
el cabello, manteniéndolas ahí mientras me miraba. Era como si buscara una
razón para creer que hablar con Tom era lo correcto, pero el miedo que se
reflejaba en sus ojos era tan fuerte que no sabía si debía quedarme para
respaldarlo, o irme para darle a él y a su hermano la calma que necesitaban
para hablar.
El silencio se apoderó de la casa. No se oía nada. Creo que
en ese momento comencé a aceptar que aquello que Bill ocultaba podía ser del
todo real.
—Los dejaré solos —dije, dispuesta a ir por mi bolso y salir
de ahí. La parte racional de mi cerebro estaba lidiando a muerte con la
emocional.
—No, quédate —me pidió Bill. Lo miré y luego a Tom.
—Quédate —aceptó.
Él comprendía que la entereza que Bill parecía experimentar
pasaba por una fuerza que provenía de mí. Quizás Tom entendía lo que pasaba
entre su hermano y yo, mucho más de lo que quería que creyésemos.
—Haré café —dijo. Bill no dejaba de mirarme.
—Mucho café —le sugirió, finalmente.
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Tom me observaba en silencio. Me había interrumpido un par
de veces cuando quise comenzar a contarle el secreto tan horrible que guardaba;
en ambas oportunidades él había encontrado el hilo conductor para que yo
empezara, pero el pánico que sentía a su reacción era lo que me impedía
hacerlo. Finalmente, y después de algunos rodeos, había comenzado a hablar. Él
se mantuvo en silencio desde ese momento, al igual que Seele que estaba sentada
en la sala junto a nosotros, cada uno ocupando un asiento diferente como piezas
de un entramado en el que unas sostenían a las otras. Hubo un momento durante
mi relato en el que sentí que Tom había comprendido todo mucho antes de que
terminara de hablar. Aún así lo hice; si había comenzado, me aseguraría de
decirlo todo. Y él me lo permitió.
Esperé largos minutos en los que no dejaba de mirarme. Su
expresión era extraña, casi dolorosa. Parecía estar razonando sobre todo lo que
le había contado e imaginando todo lo que no le había dicho. Tom me conocía, no
sería difícil para él recrear los peores momentos e incluso ubicarlos
cronológicamente en mi historial de adicciones.
—¿Dirás algo? —le pregunté, haciendo acopio de valor.
—Necesito un cigarrillo —declaró. Se puso en pie y caminó
hasta un mueble cercano en el que solíamos dejar una caja de cigarros.
Seele no dejaba de mirarme, parecía como si ella también
hubiese escuchado mi relato por primera vez. Quizás fuese su negativa a creerme
la que consiguió protegerla de mi realidad. Sabía que pasaría, que me dejaría
caer del pedestal en algún momento, pero de forma egoísta esperaba que el
dulzor de los últimos días me durara un poco más.
—¿Qué piensas? —le hablé, muy bajito, manteniendo el
ambiente intimo que se había gestado entre los tres. Ella negó con un gesto
suave, sin dejar de mirarme— ¿Ahora es cuando huyes de mí? —bromeé sin ganas,
porque la broma no era tal. Seele no respondió.
Tom trajo los cigarrillos consigo.
—¿Y cuál es el siguiente paso? —preguntó, dejando la caja
sobre la mesa central.
—¿A qué te refieres? —quise saber. Ahí estaba la resolución
de Tom a la que tanto temía. Quizás lo años habían templado un poco su carácter
y eso evitaba que saliera corriendo a pedir explicaciones, pero eso no
impediría que buscara un modo de hacerse responsable de mi problema.
—Eso ¿Cuál es el siguiente paso? —insistió— Está claro que
Luther te está extorsionando.
Tenía razón, pero también era cierto que la alternativa para
mí era la cárcel.
—Podemos destaparlo todo —acepté con resignación—, pero hay
demasiadas responsabilidades que asumir. Cuando los medios se hagan con la
noticia la banda se hundirá —comencé a cavilar—. Siempre podemos buscar un
cantante de reemplazo y que esto no destruya nuestro sueño…
—¡¿Pero qué dices?! —exclamó— ¿Piensas ir a la cárcel? ¿Huir
a un país tercermundista en el que nadie sepa quién eres?
—La alternativa es continuar con las exigencias de Luther
—en ese momento le di a Seele una mirada fugaz, ella no sabía lo que estaba
pasando con Eglé. Bajé la mirada—. No creo poder seguir con eso.
Alcancé los cigarrillos y encendí uno. Le ofrecí a Seele
pero se negó a fumar del mío. Su silencio me resultaba inquietante, parecía
como si cada palabra que decía, cada minuto, la alejara más. Lo más triste era
conocer el sentimiento de la resignación y considerarlo parte de mí.
—Voy a ser claro contigo, Bill —habló mi hermano—, todo lo
que me has contado tiene cierta lógica, parece que has…
—¿Asesinado a alguien? —lo enfrenté con la parte más difícil
de pronunciar de todo el relato. Luego de eso aspiré del cigarrillo
profundamente, casi como si quisiera que el humo me ahogara.
—¿Disfrutas con el daño que te haces? —me preguntó Tom.
Comencé a soltar el humo antes de que me asfixiara. Alcé las cejas, sacudiendo
el cigarro en un cenicero.
—Te escucho —dije, obviando su pregunta.
Tom tomó aire.
—Tenemos elementos que hay que investigar —comenzó a decir—.
Las pastillas. La chica.
Noté un escalofrío cuando la mencionó. Creo que fue más
fuerte y notorio de lo que imaginé porque Tom se silenció un momento.
—¿Estás bien? —me preguntó. Asentí y fumé un par de caladas
cortas que contuve mientras respondía.
—Voy por algo de beber —hablé rápidamente.
Una vez en el bar, puse tres copas, estaba seguro de que no
era el único que necesitaba algo más fuerte que el café. Acerqué la botella de
vodka a una de las copas y sólo en ese momento noté el modo en que me temblaban
las manos. Al ser consciente del temblor, éste pareció acrecentarse y derramé
parte del contenido sobre la barra.
—Yo te ayudo —dijo Seele, junto a mí, sosteniendo la
botella.
La miré con detenimiento mientras rebuscaba para encontrar
servilletas de papel y secar. El movimiento tranquilo de sus manos era un contraste
en comparación con el temblor de las mías. La observé mientras servía las
copas, poniendo el hielo, la tónica y el vodka con calma.
—¿Cómo puedes estar tan tranquila? —le pregunté, como si mis
pensamientos brotaran sin el filtro de la conveniencia.
—Me obligo a estarlo —dijo, sin mirarme.
—Tengo miedo —confesé.
—Y yo —entonces me miró—. Hay muchas clases de miedo. El
miedo prudencial es el que te recomiendo; no te dejes invadir por el obsesivo.
—¿Habla la psiquiatra? —pregunté. Ella se rió sin ganas,
volviendo a pasar una servilleta sobre la zona ya seca.
—La psiquiatra cavó su propia tumba, incluso antes de
titularse —ironizó.
Me miré los zapatos, sin saber qué decirle. Seele era una parte
esencial de mi estabilidad. Era como un punto de referencia al que mirar cuando
comenzaba a hundirme.
—No quería que te sintieras así —le aclaré, aunque no sabía
de qué otra forma podría sentirse.
—No te preocupes por mí ahora —dijo, tomando dos copas—. Buscaremos
como avanzar con esta situación, y luego veremos.
—¿Veremos? —pregunté. Era muy consciente de que ese veremos se refería a nosotros.
Seele me miró sin responder.
Hay muchas formas de caer en el abismo. Algunas son más
misericordiosas que otras. Algunas te dejaban caer sin aviso. Pero cuando veías
la tragedia acercarse a paso calmo, el sufrimiento se convierte en una
constante que no sabes enfrentar.
Tomé la copa que quedaba y me la bebí de un trago. Seele me
observó, y sé que el reproche bailaba en su mirada pero no abrió la boca, no
dijo nada. Ya no se sentía con fuerza de negarme el suicidio lento al que yo
mismo me condenaba
¿Qué podía ser más triste?
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Continuará.
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N/A
Esta historia ha
tenido un parón de varias semanas y creo que ha sido positivo para ella. Muchas
veces al escribir tienes la idea de lo que quieres contar, pero cuando surgen
estas pausas y decantas las ideas, estás toman matices diferentes y normalmente
las historias se enriquecen.
Amo escribir, así lo
haga gramaticalmente bien o mal (que de normal intento ir mejorando), creo que las
palabras tienen fuerza y sentimiento, que no vale lo mismo un sinónimo u otro
para contar un estado. La escritura es maravillosa y habla a través de las
letras, componiendo igual que lo hacen las notas de una melodía.
Un beso a todas, y
muchas gracias por leer y acompañarme.
Siempre en amor.
Anyara.
Oh vaya mi any ha sido un capítulo realmente sorprendente, pude sentir él pánico de bíll al estar allí frente a su hermano para contarle todo. Tantos años llevando la carga sólo y ahora ya la soltado. Creo que es un paso importante para la recuperación de Bíll la compañía de su hermano maravilloso capi has logrado meterte bajo la piel de tom también jejejejeej es excelente tqm tu lixi
ResponderEliminarMuchas gracias mi Lixi. Ya sabes los problemas que he tenido para mirar a Tom a los ojos y decirle "vente pa'quí"... jejejjejje...
EliminarMe alegra que sintieras las emociones de Bill, este era un momento importante y quería que él lo reflejara con todos sus temores.
Besitos ♥
Ainsss.... q fuerte este cap!! Al fin le ha dicho toda la verdad a Tom... el cual como era de esperarse siempre esta dispuesto a ayudar a Bill... me deja desconcertada la actitud de Selee quisiera saber q estaba pensando porque reacciono asi?? Sera que piensa alejarse de Bill ahora que mas la necesita!! Espero que no :(
ResponderEliminarPd: besitos y abrazos muy apachurrantes. Te quiero mami <3
Hola mi Adri.
EliminarYo veo a Seele, debatiéndose internamente entre lo que quiere creer y lo que puede ser cierto. Ella intenta ser racional, pero el amor no se puede razonar si no pasa por el corazón y su corazón ya está vencido.
Ya iremos viendo cómo reacciona :D
Muchas gracias por leer y comentar.
Besitos apretujables!! ♥
OMG! es un capitulo muy esperado por mi! no se que decir! solo se que me alegro mucho que Bill le haya contado todo a Tom y ellos vuelvan a estar unidos. Entiendo a la pobre de Seele se esta debatiendo entre su carrera y el amor y sabemos quien va a ganar. Ojala la situacion no la supere, se que entre los tres van a averiguar lo que paso con esa chica. Mi Bill hermoso no es culpable de nada y ya le toca estar tranquilo y feliz! espero que pase pronto. Saluditos Anya y sigue escribiendo que quiero saber que pasaa! Besos. Atte: Jen Gatta Marquez
ResponderEliminarHola Jen!!
EliminarSí, ha sido un capítulo esperado, pero ha sido bueno darle el tiempo que necesitaba.
Seele no tiene que escoger en realidad, pero ella siente que quizás es así ahora mismo. A ver cómo se va aclarando eso para ella, y como enfrenta Tom lo que su hermano le ha contado.
Muchas gracias por leer y comentar.
Un besito ♥
Ahhh!!! Un capitulazo Anyara! La forma de cómo ha reaccionado Tom me encanta, de principio a fin, la evolución que muestras en el personaje, en el mismo capi, el genial, tan apegada a como reaccionaría y actuaría un querido y amado hermano ("...él mismo.") ... ¿Sabes? Por lo general en tus historias me encuentro a un Tom desconfiado ante la pareja de su gemelo, osco, de trato difícil en los primeros encuentros, hasta que finalmente se percata de que, lo quiera o no, Bill quiere a "esa" mujer y es correspondido. No me preocupo entonces de que vaya a actuar en contra de Seele :D
ResponderEliminarTom es práctico, entra en escena y pone las cosas en su lugar, actúa, no se deja amedrentar y apoya incondicionalmente a Bill; había llegado un punto en la historia en donde me preguntaba ¿cómo van a resolverlo Seele y Bill solos? Pues aquí está la respuesta, era necesaria la intervención de Tom :) Jajajaja Seguro que Seele finalmente va a aplaudir su intervención, porque ella podría continuar trabajando con Bill en la parte psicológica, pero no podía hacer mucho en el problema de la extorsión, ella está completamente fuera de esa vida (hasta el momento). Era necesario que entrara a "apuntalar" Tom.
Quedo desconcertada con la misteriosa reacción de ella, bueno, intrigada. Con el conflicto entre hermanos Seele se dio cuenta que era el momento de la intervención de un ente externo, el que más le quiere, el hermano. Sin embargo, ella misma acepta que "ha cavado su propia tumba"... Creo que está frente a la duda sobre su capacidad profesional..., y no porque se haya involucrado con el paciente, sino porque ella misma se da cuenta que la realidad (la vida del par de músicos) es tan ajena a ella que no puede solucionar, solo mitigar los daños en la persona, "orientar", pero no actuar, como sí lo puede hacer Bill con la ayuda de Tom. ¿Aquí termina su papel profesional? No parece muy conforme ella...
Mil gracias! Ojalá y las puedas continuar pronto. <3
Mi Lia, creo que para Seele su carrera no peligra porque alguien la pueda denunciar por mala práctica, esto va más profundo (que no más lejos :D ), ella sabe que ha fallado y ese es el peor juicio que puede existir. Pienso que ella necesita reubicarse a sí misma, saber cuál es su papel.
EliminarSobre Tom, creo que era la manera más lógica de reaccionar. Él intuía que había un secreto, Bill había cambiado, así que ahora que vio la oportunidad de que se lo dijese no quiso aflojar hasta que consiguió que su hermano, metafóricamente de la mano de Seele, se lo contara, sólo le quedó dar el paso siguiente: ¿Qué hacemos? Se implica de inmediato, de hecho siempre lo estuvo. Creo que Tom siempre está dispuesto a ayudar a Bill, así le recrimine durante media vida lo mal que lo ha hecho.
Muchas gracias por leer, por tus comentarios. Me encantan.
Besos ♥
Vaya pues mira son cositas que me agradan bastante , los maticez que toma esta historia tu misma lo has dicho pueds meterla en varios filtros y darle toquecitos que le dan picante y eso me encanta.
ResponderEliminarCielos por otra parte ya necesitaba mi "dosis" con este capi , se que a veces no comento , pero sabes que aqui ando siempre siguiendote :* ... Bueno por fortuna que los gemelos al fin se sinceraron ahora la vina es Seele , rayos se esta volviendo un ocho completo esta mujer ... y Billito ains .. Billito .... Ojala que prosiga esto y se desenreden algunos retazos :* muack
gracias por mostrarme historias tan bonitas <3 te quiero.
ATT: LA PEQUE MONSTER
Mi Yuyisk... Gracias a ti por leer!!
EliminarLa historia es complicada, y ya te decía el otro día que me cuesta mucho tomar todos los cabos sueltos que tengo e ir anudando como creo que se debe.
Bill, es Bill... *suspira*
Besos mi Yuyisk. Gracias por acompañarme ♥
Muy de acuerdo con el comentario de
ResponderEliminarLia Luna. La parte emocional la puede estabilizar Seele, pero la parte "tangible" por así decirlo, Tom puede ayudar a Bill en eso, porque Tom también puede ayudarle con sus miedos, porque al fin y al cabo como bien concluyó Seele, el uno para el otro se tendrán al final.
En serio que yo llevaba esperando años (xD) que Bill confesara la verdad a Tom, para mí, como para Selee fue un alivio. Ahora a esperar que entre los tres puedan solicionar esa red de falsas realidades...
Un besote Andy.
Casi te puedo oír suspirar de alivio :D
EliminarSeele puede ayudar a Bill, darle la estabilidad emocional que él necesita, siempre que ella mantenga la suya. Tom tenía que tener su relevancia en la historia, él es importante para Bill y quizás lo más importante durante el tiempo en el que guardó ese secreto.
Hay mucho que dilucidar en esta historia, y sobre todo saber qué hizo Bill.
Besos Ady :D Muchas gracias por leer ♥
El capitulo me pareció sumamente intenso, la discusión, la confesión y la confusión todo junto hace wow el conjunto mas explosivo. que te digo me encanto y como todas deseo que la continuación no tarde tanto, pero como ya sabes soy paciente me encanta imaginar que todo lo que parece que se desenreda no es tan fácil. Un abrazo malvadilla, todo queda en incertidumbre
ResponderEliminarJjejejejej... el muajajjajaja...
EliminarHa sido un momento intenso y sólo yo sé lo que me toca sudar para acomodar todo, jejejejejeje...
Muchas gracias por la paciencia y por leer siempre, hermanita.
Besos ♥
Yo hasta ahora había estado enfocando la historia entendiendo que los personajes eran arrastrados a una situación límite: sobre todo para Seele, al verse obligada a elegir entre una vida profesional en ciernes que podría ser brillante y el incipiente amor que avanza imparable por Bill. Pero ahora entiendo que no tiene por qué ser así; ella puede renunciar a seguir tratándole como psiquiatra y seguir en su vida con otro papel, como amiga, novia y detective incluso junto a Tom para librar a Bill de una de las situaciones más duras y complejas e injustas en la vida de un ser humano: el chantaje, la extorsión. No creo que la chica esté muerta; la personalidad manipuladora y vil del sr Wulff ha podido urdir un montaje rufianesco pero acorde con los inexistentes escrúpulos de ese "profesional" del duro mundo del entertainment, donde yo realmente sí creo que se puede recurrir a cualquier cosa para mantener en tu poder a quien te hace ganar millones...ser rockstar no es para nada fácil; es curioso que haya informaciones sobre el Bill real donde se muestra ya en su primerísima adolescencia como un férreo negociador, un tiburón de los negocios, que coincide con su tan explicitada necesidad de control, y que está bastante alejada de este Bill de la ficción, frágil, manejado por las drogas, el sentimiento de culpa y la codicia ajena. En este sentido espero que el Bill ficcional encuentre la fuerza del Bill real, para salir de la maraña donde se encuentra inmerso. Un beso mi Any, ha sido un verdadero placer ♥
ResponderEliminarMi Selene, este Bill de la ficción ha sido arrastrado como una posibilidad entre tantas. Si el Bill real no fuese fuerte, si destino sería otro. Esa es una de las tantas cosas que admiro y amo de él, su forma de enfrentar la vida.
EliminarPor otra parte, Seele se enfrenta a un escrutinio que es personal. Ella necesita saber si puede ser una buena médico. Probablemente no se implicaría del mismo modo con otro paciente, porque hay ciertas emociones que sólo la despiertan algunas personas. Es curioso que mientras te escribo esto pienso en que al escribir una historia siempre vuelco esa atracción desmedida que Bill nos produce en el personaje de la chica, pero es inevitable, después de todo es un fic y si él nos atrae así por qué no puede sucederle a alguien que lo ame a él antes que a su música... en fin... divagaciones mías...
Hay tantos elementos en esta historia. Lo cierto es que me siento muy contenta con ella. :)
Muchas gracias por leer, mi Selene, y por contarme lo que opinas ♥