Conexión
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Berlin 3:00 a.m
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Estoy sentado en el piso de mi habitación, con la espalda
apoyada en la cama y un cigarrillo en los dedos que viaja de mi boca al
cenicero. Aspiro el humo y veo como arde el tabaco con esa luz anaranjada y
dolorosamente caliente, luego se va apagando de camino al cenicero y las
cenizas se desprenden con la fascinación implícita de una vida corta. Me paso
la mano por el cabello que ya ha comenzado a crecer. Miro por el enorme
ventanal que da el jardín y observo en la hierba la sombra que crea una farola
contra las ramas de un árbol. Las hojas se mesen al compás de la melodía de la
última canción que ensayamos esta misma noche. La letra se repite en mi mente
con tanta insistencia, que me obliga a tararear el estribillo.
“… quizás no era lo
que esperabas. Quizás el fantasma no fue suficiente para mantenerte en el
limbo…”
Nadie entendería la razón de esa letra. Muchos pensarían que
era una metáfora más de un amor que no llegaba. Pero yo sé que no es algo
irreal, que está aquí. Arde en mi pecho como la llama del cigarrillo con la
única y gran diferencia de que esta llama sólo arde y no se apaga. Sé que es
real porque duele de certeza, pero me obliga a pensar en la locura, porque
tantos y tantos encuentros furtivos no podían ser reales. Me obliga a pensar en
la locura, porque me descubro a mitad de la noche preguntando por un nombre que
desconozco, me descubro oprimiendo los parpados para encontrar ese punto de mi
mente que me lleve hasta ti. Y cuando el sueño me vence todo lo que hallo son
pesadillas, porque creo verte paseando por el entramado de mis anhelos, sin
poder tocarte, sin poder mirarte a los ojos y pedirte que te quedes.
Río en medio de la penumbra, bajito, como hacen los locos
que no quieren ser descubiertos. A veces, en medio de mis propios sueños me
descubro deseando tomar un café contigo. Me descubro deseando estar en un sitio
cualquiera y sólo besarnos, como si el roce pequeño de un beso fuese
suficiente, y es que cuando agonizamos no deseamos más que la sutileza de la
vida.
El cigarrillo que fumo amenaza con terminarse. Con él se
acabaran mis razonamientos y volveré a la cama a apretar los parpados, esperando
encontrarte. A veces oprimo un extremo de la sábana contra mi pecho, deseando
que sea tu mano la que descanse junto a mi corazón.
Y cuando me rindo creo que quizás vendrás, pero la espera es
tan inhóspita, tan vacía y silenciosa.
“… te buscaré, me
buscarás. Te encontraré, te escaparás…”
La letra de la canción repiquetea en mi memoria como un
augurio. A veces quiero recorrer Berlín y buscarte, Nueva York, Ámsterdam,
Paris; o quizás una pequeña isla en algún lejano continente.
¿Si te viese por la calle, podría reconocerte?
Tus ojos marrones, a veces me parecen azules y en otros
momentos, cuando la pasión nos quema y nos devora como el fuego ha hecho con mi
cigarrillo, creo que tus pupilas son rojas; y cuando me faltas, cuando no te
tengo cerca, el fuego de tus ojos se vuelve gris y se convierte en un fuego
helado.
Cierro los ojos, respiro profundamente, y pienso en tu piel; en tus labios, en tus
ojos, en tu risa. En ese momento en que me miras con alegría, cuando acaricias
mis cejas y perfilas mi nariz con tus dedos. Pienso en el instante en que te
acercas a mí buscando un beso. Intento recrear el tacto de tu boca y tus
recuerdos duelen tanto, cuestan tanto, porque los anhelo y no los puedo sentir.
Quisiera poder recordar cada contacto, quisiera recordar el
modo en que tu piel se acaricia con la mía. Ambiciono poder conseguir la
humedad, el miedo, el amor; todo cuanto está en ti, todo lo que te he dado y
todo lo que quieres entregar. Quiero sentir la forma en que tus dedos se hunden
en mi cabello.
Y de pronto, sin darme
cuenta, estoy fantaseando con algo prohibido y lejano, con algo que quisiera
hace mío. Imagino tu roce, tus gestos, los sonidos que saldrían de tu boca si
la besara. Quiero tenerte aquí y apresarte con las manos. Quiero abrir tu ropa
de un tirón y tocarte. Deseo que abras
tu cuerpo para que me contengas en tu interior.
Suspiro cuando siento como tocas mis orejas, mi frente y mis
cejas. Besas mi oído, lo muerdes, lo atrapas entre tus dientes. Te escucho
gemir bajito y mi corazón se descompasa en un latido que comienza acelerarse.
¿Eres real?
Abro los ojos y estás aquí. Te miro y me sorprendo de que
sea verdad. Te toco y mis manos te reconocen, se te eriza la piel y tomo tu
boca. Te beso, mi lengua te ahoga, desesperado y ansioso, sin poder contener la
vehemencia con que te he esperado. Te transmito mis ganas con ese beso que es
profundo y fuerte… y duele. Te oprimo en un abrazo desaforado que me devuelves.
Siento como necesitas, igual que yo, unirte a mí, sentirme y romper esa barrera
que nos pone el cuerpo. Nuestras almas quieren pegarse, enroscarse. Los
sentimientos que burbujean en nuestros pechos desean enroscarse pero es
difícil, porque somos humanos y aún tenemos esta armadura de carne que nos
impide estar dentro uno del otro. Esta barrera anula esa fusión que es el
verdadero sentido del amor, esa unión que es exigida por todo lo que somos.
Abro la ropa y toco con los dedos la humedad que anhelo, ese
canal suave que me permitirá una mínima conexión física. Quizás por eso siento
la necesidad de empujar y empujar, porque quisiera ocupar tu mismo espacio, quisiera que nada fuese
indivisible. Noto el calor de tu pecho en mi pecho, me quema. Te escucho gemir
suavecito. Pides, en medio de jadeos, el tenerme en tu interior. Sonrío,
perdido en las emociones, al saber que compartimos el mismo anhelo, la misma
necesidad. Y me pregunto por tus ausencias, por esa distancia absurda que nos
separa, no comprendo que puedas mantenerte tanto tiempo lejos de mí, cuando
pareces necesitarme tanto. Intento despejarme de las dudas, estas no deben
tener espacio en un instante tan sublime, no puedo ensuciar la maravilla de la
entrega con las dudas y el miedo. El miedo, ese que no me deja cruzar la
barrera hacia ti. Ese miedo maldito e ignorante de amor.
Toco tu humedad con mi sexo. Te escucho contener el aliento
y noto la tensión en tu cuerpo, te estás preparando para recibirme, para
enfundarme en tu interior y concederme
tu amor.
Presiono con mi mano en tu cadera y te dejas caer. Suelto el
aire como si necesitara vaciar los pulmones de un aire viciado, del aire añejo
que entró en mí cuando aún no éramos uno. No quiero que nada externo interfiera
en este instante, porque ahora eres mía, porque te siento quemándome la piel, y
me pregunto si no es la incineración la única forma de convertirse en un sólo
ser.
Tu boca descansa sobre mi sien, mezcla de beso, de
desesperación y de amor. Estoy completamente dentro, y siento como, por un
momento, te ablandas entre mis brazos. Comienzas a agitarte sobre mi cadera. Te
mueves y tus caricias despliegan por todo mi cuerpo la sensación de voluntad
ida, un extraño sentimiento de vulnerabilidad que me asusta pero que te
entrego, porque eres la única que debe poseerlo. Me siento débil ahora y tú me
atacas, atacas mi defensa porque para el amor no debe existir.
Me besas y te beso, deseando comerte, devorarte. Es tanto lo
que te amo que todo es poco. Te sacudes sobre mí y toco tu interior en el punto
justo en que te hago gritar. Te aprieto, enterrando mis dedos en su piel. Te
marco el ritmo que quiero que sigas, pero tú no te dejas domar. Me miras y
sabes que no durará mucho más, estas decidida a darme placer, a que me disuelva
en tu interior. Quieres escucharme gritar. Cierro los ojos porque lo estás
consiguiendo. Noto el modo en que mi cuerpo se prepara para la cúspide del placer
y ese gozo es la conexión más plena que ambos podamos compartir. En ese momento
tú y yo nos encontraremos fuera de todas las cárceles y finalmente nuestras
almas se enroscaran.
Te agitas más sobre mí y enrollas tus piernas en mi cintura.
Te encierro con mis y logro el vaivén que necesitamos. Respiro en tu cuello,
jadeo por el esfuerzo y siento que el aire me falta en el momento exacto en que
me desbocas y te inundo.
Te mantengo abrazada, con los ojos cerrados y el corazón
enloquecido. Aún estás elevada por encima de la realidad mundana que parece
pobre y triste ahora que soy feliz. Anhelo sentiré este placer pero lo odio igualmente, porque
luego de la explosión, el mundo vuelve a girar.
“… y volveré a tocar
las puertas de las dimensiones, hasta mirar tus ojos…”
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Otro de Erótica,
errático y extraño. Irreal, soñador, poco certero… como es Erótica.
Un beso enorme, y
muchas gracias por leer y comentar.
Siempre en amor.
Anyara
Primera! Que capítulo tan cargado de emoción!todos los de erótica son así jejeje pero esta vez sentí mucha tristeza, que me hace pensar el xq la felicidad no dura para siempre, nunca es plena eso es parte de la vida y hay que aprender a vivir con ello. En tus escritos a veces me siento reflejada en el Bill de tus historias...en las ganas que tiene de encontrar a su alma gemela y que la soledad nos mata cada día más. Gracias por hacer me día empiece de una manera especial.
ResponderEliminarEste capitulo no lo leimos :( pero bueno lo lei y me quede con una sensacion extraña tanta entrega y al mismo tiempo desesperacion e incertidumbre, yo que daría por tener al hermoso aunque fuera una sola vez asi, ya eso es pedir demasiado jajaja pero bueno se vale soñar *suspira* Dios que calor me voy o se generara un tornado en estos lugares y ya el mal clima esta por todos lados en este pais :D
ResponderEliminarPor fin puedo dejar comentario.
ResponderEliminarMe gustaría por un momento estar en Berlín y estar junto a Bill, siendo yo invisible...ja! creo que soy cobarde y prefiero admirarlo en su "soledad" y respirar el humo de su cigarro y maravillarme de su respirar, admirar el subir y bajar de su pecho por un gesto tan simple pero tan vivo como es el respirar...
Me pareció que este fue el capítulo más triste e todos o quizá es la melancolía que lo envuelve... las pocas cosas o personas en las que Bill no tiene "el poder" de dominar, de controlar es a ella, ella tan impredecible, tan efímera, tan real, tan irreal..
Me fascina erótica, amo erótica!
Besos.
Adriana.
Errático y extraño. Irreal, soñador...Sseee asi justamente es Erótica, llena de emociones tan intensas q te hace erizar no solo la piel sino hasta el alma.....“… y volveré a tocar las puertas de las dimensiones, hasta mirar tus ojos…” ...Ainssss see en la próxima entrega *__*....
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