martes, 3 de septiembre de 2013

Conexión - Serie Erótica

Conexión gr

Conexión
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Berlin 3:00 a.m
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Estoy sentado en el piso de mi habitación, con la espalda apoyada en la cama y un cigarrillo en los dedos que viaja de mi boca al cenicero. Aspiro el humo y veo como arde el tabaco con esa luz anaranjada y dolorosamente caliente, luego se va apagando de camino al cenicero y las cenizas se desprenden con la fascinación implícita de una vida corta. Me paso la mano por el cabello que ya ha comenzado a crecer. Miro por el enorme ventanal que da el jardín y observo en la hierba la sombra que crea una farola contra las ramas de un árbol. Las hojas se mesen al compás de la melodía de la última canción que ensayamos esta misma noche. La letra se repite en mi mente con tanta insistencia, que me obliga a tararear el estribillo.

“… quizás no era lo que esperabas. Quizás el fantasma no fue suficiente para mantenerte en el limbo…”

Nadie entendería la razón de esa letra. Muchos pensarían que era una metáfora más de un amor que no llegaba. Pero yo sé que no es algo irreal, que está aquí. Arde en mi pecho como la llama del cigarrillo con la única y gran diferencia de que esta llama sólo arde y no se apaga. Sé que es real porque duele de certeza, pero me obliga a pensar en la locura, porque tantos y tantos encuentros furtivos no podían ser reales. Me obliga a pensar en la locura, porque me descubro a mitad de la noche preguntando por un nombre que desconozco, me descubro oprimiendo los parpados para encontrar ese punto de mi mente que me lleve hasta ti. Y cuando el sueño me vence todo lo que hallo son pesadillas, porque creo verte paseando por el entramado de mis anhelos, sin poder tocarte, sin poder mirarte a los ojos y pedirte que te quedes.

Río en medio de la penumbra, bajito, como hacen los locos que no quieren ser descubiertos. A veces, en medio de mis propios sueños me descubro deseando tomar un café contigo. Me descubro deseando estar en un sitio cualquiera y sólo besarnos, como si el roce pequeño de un beso fuese suficiente, y es que cuando agonizamos no deseamos más que la sutileza de la vida.

El cigarrillo que fumo amenaza con terminarse. Con él se acabaran mis razonamientos y volveré a la cama a apretar los parpados, esperando encontrarte. A veces oprimo un extremo de la sábana contra mi pecho, deseando que sea tu mano la que descanse junto a mi corazón.

Y cuando me rindo creo que quizás vendrás, pero la espera es tan inhóspita, tan vacía y silenciosa.

“… te buscaré, me buscarás. Te encontraré, te escaparás…”

La letra de la canción repiquetea en mi memoria como un augurio. A veces quiero recorrer Berlín y buscarte, Nueva York, Ámsterdam, Paris; o quizás una pequeña isla en algún lejano continente.

¿Si te viese por la calle, podría reconocerte?

Tus ojos marrones, a veces me parecen azules y en otros momentos, cuando la pasión nos quema y nos devora como el fuego ha hecho con mi cigarrillo, creo que tus pupilas son rojas; y cuando me faltas, cuando no te tengo cerca, el fuego de tus ojos se vuelve gris y se convierte en un fuego helado.

Cierro los ojos, respiro profundamente,  y pienso en tu piel; en tus labios, en tus ojos, en tu risa. En ese momento en que me miras con alegría, cuando acaricias mis cejas y perfilas mi nariz con tus dedos. Pienso en el instante en que te acercas a mí buscando un beso. Intento recrear el tacto de tu boca y tus recuerdos duelen tanto, cuestan tanto, porque los anhelo y no los puedo sentir.

Quisiera poder recordar cada contacto, quisiera recordar el modo en que tu piel se acaricia con la mía. Ambiciono poder conseguir la humedad, el miedo, el amor; todo cuanto está en ti, todo lo que te he dado y todo lo que quieres entregar. Quiero sentir la forma en que tus dedos se hunden en mi cabello.

Y de pronto,  sin darme cuenta, estoy fantaseando con algo prohibido y lejano, con algo que quisiera hace mío. Imagino tu roce, tus gestos, los sonidos que saldrían de tu boca si la besara. Quiero tenerte aquí y apresarte con las manos. Quiero abrir tu ropa de un tirón y  tocarte. Deseo que abras tu cuerpo para que me contengas en tu interior.

Suspiro cuando siento como tocas mis orejas, mi frente y mis cejas. Besas mi oído, lo muerdes, lo atrapas entre tus dientes. Te escucho gemir bajito y mi corazón se descompasa en un latido que comienza acelerarse.

¿Eres real?

Abro los ojos y estás aquí. Te miro y me sorprendo de que sea verdad. Te toco y mis manos te reconocen, se te eriza la piel y tomo tu boca. Te beso, mi lengua te ahoga, desesperado y ansioso, sin poder contener la vehemencia con que te he esperado. Te transmito mis ganas con ese beso que es profundo y fuerte… y duele. Te oprimo en un abrazo desaforado que me devuelves. Siento como necesitas, igual que yo, unirte a mí, sentirme y romper esa barrera que nos pone el cuerpo. Nuestras almas quieren pegarse, enroscarse. Los sentimientos que burbujean en nuestros pechos desean enroscarse pero es difícil, porque somos humanos y aún tenemos esta armadura de carne que nos impide estar dentro uno del otro. Esta barrera anula esa fusión que es el verdadero sentido del amor, esa unión que es exigida por todo lo que somos.

Abro la ropa y toco con los dedos la humedad que anhelo, ese canal suave que me permitirá una mínima conexión física. Quizás por eso siento la necesidad de empujar y empujar, porque quisiera ocupar tu  mismo espacio, quisiera que nada fuese indivisible. Noto el calor de tu pecho en mi pecho, me quema. Te escucho gemir suavecito. Pides, en medio de jadeos, el tenerme en tu interior. Sonrío, perdido en las emociones, al saber que compartimos el mismo anhelo, la misma necesidad. Y me pregunto por tus ausencias, por esa distancia absurda que nos separa, no comprendo que puedas mantenerte tanto tiempo lejos de mí, cuando pareces necesitarme tanto. Intento despejarme de las dudas, estas no deben tener espacio en un instante tan sublime, no puedo ensuciar la maravilla de la entrega con las dudas y el miedo. El miedo, ese que no me deja cruzar la barrera hacia ti. Ese miedo maldito e ignorante de amor.

Toco tu humedad con mi sexo. Te escucho contener el aliento y noto la tensión en tu cuerpo, te estás preparando para recibirme, para enfundarme  en tu interior y concederme tu amor.

Presiono con mi mano en tu cadera y te dejas caer. Suelto el aire como si necesitara vaciar los pulmones de un aire viciado, del aire añejo que entró en mí cuando aún no éramos uno. No quiero que nada externo interfiera en este instante, porque ahora eres mía, porque te siento quemándome la piel, y me pregunto si no es la incineración la única forma de convertirse en un sólo ser.

Tu boca descansa sobre mi sien, mezcla de beso, de desesperación y de amor. Estoy completamente dentro, y siento como, por un momento, te ablandas entre mis brazos. Comienzas a agitarte sobre mi cadera. Te mueves y tus caricias despliegan por todo mi cuerpo la sensación de voluntad ida, un extraño sentimiento de vulnerabilidad que me asusta pero que te entrego, porque eres la única que debe poseerlo. Me siento débil ahora y tú me atacas, atacas mi defensa porque para el amor no debe existir.

Me besas y te beso, deseando comerte, devorarte. Es tanto lo que te amo que todo es poco. Te sacudes sobre mí y toco tu interior en el punto justo en que te hago gritar. Te aprieto, enterrando mis dedos en su piel. Te marco el ritmo que quiero que sigas, pero tú no te dejas domar. Me miras y sabes que no durará mucho más, estas decidida a darme placer, a que me disuelva en tu interior. Quieres escucharme gritar. Cierro los ojos porque lo estás consiguiendo. Noto el modo en que mi cuerpo se prepara para la cúspide del placer y ese gozo es la conexión más plena que ambos podamos compartir. En ese momento tú y yo nos encontraremos fuera de todas las cárceles y finalmente nuestras almas se enroscaran.

Te agitas más sobre mí y enrollas tus piernas en mi cintura. Te encierro con mis y logro el vaivén que necesitamos. Respiro en tu cuello, jadeo por el esfuerzo y siento que el aire me falta en el momento exacto en que me desbocas y te inundo.

Te mantengo abrazada, con los ojos cerrados y el corazón enloquecido. Aún estás elevada por encima de la realidad mundana que parece pobre y triste ahora que soy feliz. Anhelo sentiré  este placer pero lo odio igualmente, porque luego de la explosión, el mundo vuelve a girar.

“… y volveré a tocar las puertas de las dimensiones, hasta mirar tus ojos…”

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Otro de Erótica, errático y extraño. Irreal, soñador, poco certero… como es Erótica.

Un beso enorme, y muchas gracias por leer y comentar.

Siempre en amor.


Anyara

4 comentarios:

  1. Primera! Que capítulo tan cargado de emoción!todos los de erótica son así jejeje pero esta vez sentí mucha tristeza, que me hace pensar el xq la felicidad no dura para siempre, nunca es plena eso es parte de la vida y hay que aprender a vivir con ello. En tus escritos a veces me siento reflejada en el Bill de tus historias...en las ganas que tiene de encontrar a su alma gemela y que la soledad nos mata cada día más. Gracias por hacer me día empiece de una manera especial.

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  2. Este capitulo no lo leimos :( pero bueno lo lei y me quede con una sensacion extraña tanta entrega y al mismo tiempo desesperacion e incertidumbre, yo que daría por tener al hermoso aunque fuera una sola vez asi, ya eso es pedir demasiado jajaja pero bueno se vale soñar *suspira* Dios que calor me voy o se generara un tornado en estos lugares y ya el mal clima esta por todos lados en este pais :D

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  3. Por fin puedo dejar comentario.

    Me gustaría por un momento estar en Berlín y estar junto a Bill, siendo yo invisible...ja! creo que soy cobarde y prefiero admirarlo en su "soledad" y respirar el humo de su cigarro y maravillarme de su respirar, admirar el subir y bajar de su pecho por un gesto tan simple pero tan vivo como es el respirar...

    Me pareció que este fue el capítulo más triste e todos o quizá es la melancolía que lo envuelve... las pocas cosas o personas en las que Bill no tiene "el poder" de dominar, de controlar es a ella, ella tan impredecible, tan efímera, tan real, tan irreal..

    Me fascina erótica, amo erótica!

    Besos.
    Adriana.

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  4. Errático y extraño. Irreal, soñador...Sseee asi justamente es Erótica, llena de emociones tan intensas q te hace erizar no solo la piel sino hasta el alma.....“… y volveré a tocar las puertas de las dimensiones, hasta mirar tus ojos…” ...Ainssss see en la próxima entrega *__*....

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