Amo
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Amo esa parte de tu espalda, entre
la cuarta y quinta vértebra; en esa parte tu espalda se arquea creando la
sinuosidad perfecta para la curva de tu trasero y desde ahí pienso en tu cadera
y desde tu cadera pienso en su movimiento y en mis manos tocándolas y en muchas
otras cosas que se anclan, una tras otras y cuando mi mente se llena de esas
imágenes la ansiedad me consume desde dentro, desde la composición misma de la
sangre que recorre mis venas y cierro los ojos y te imagino con esa expresión
maravillosa que adquieres cuando te sientes excitado y desinhibido, esa que
hace que tus pezones parezcan algo más llenos e infunden a tus dedos más fuerza
para sostenerse a mi cuerpo. Amo cuando todas esas imágenes que recreo en mi
mente, en soledad, se convierten en verdaderas tras el velo que nos separa; y
puedo verte desear mi contacto y ante su inexistencia, verte inventarlo.
Te veo besar tu mano, la acaricias
con los labios como si fuese otra boca. Atrapas en el pliegue que nace desde el
pulgar, y da forma el índice, los aros que custodian tu labio inferior. El
lento modo en que te tocas la boca me muestra la fuerza de tu deseo y la avidez
que albergas. Oh, Bill, si supieras el modo en que se contrae mi vientre al
verte; si conocieras el ansia viva que me corroe y la, casi, irreprimible
pretensión de recorrerte con los labios y con los dientes, hasta que no haya un
centímetro de tu piel que no haya tocado.
Bajo la mirada un momento, porque
no me siento capaz de apreciar tu desnudez sobre la cama, sin emitir el gemido
que me brota desde una profundidad recóndita que no obedece al cuerpo. Toda yo
estoy hecha de deseo en este momento y nunca, por más que lo intente,
conseguiré plasmar con palabras lo que me quema el pensamiento. Tu expresión
está perdida en un espacio que los humanos aún no sabemos definir. Tu boca se
abre para absorber la vida y transformarla en realidad, de la que brota de un
ser que golpea la fantasía con su visión y la transmuta. Ahora mismo te observo
y veo la mayor obra de impresionismo que jamás he captado. Ojalá algún día
consigas verte a ti mismo desde el absolutismo desde el que yo te dibujo en mi
mente. Eres hermoso de un modo magnífico, sólo por entregarte a lo más puro de
tu ser.
Tus ojos cerrados se oprimen,
buscando la imagen que perfeccione tus sensaciones. Tu mano ha bajado por tu
vientre, tocando cada protuberancia y hendidura, y yo la he seguido
atragantándome en cada volumen, hasta llegar a la erección que mantiene tu
pene. Me saboreó por la imagen, casi sin voluntad, deseando tenerte en la boca
y en mi sexo al mismo tiempo; mi mente sólo es capaz de recrear la penetración
sin que importe el modo en que ésta exista. Lo único importante es tenerte
dentro; supongo que es en este punto en el que ataca la intuición a la que poco
caso hacemos, la consideramos como al velo delicado que apenas nos cubre del
sol, sin embargo no vemos todos los matices de luz que esconde, ni las muchas
formas de ver la vida que nos puede entregar. Quisiera, desde ese punto de mi
misma que no exploro con facilidad por miedo, decirte que eres lo más perfecto
que existe cuando, simplemente, eres.
Y es ahora, entre esos jadeos
tímidos que sueltas, que me siento más dispuesta a profundizar en ti y en mí.
Extiendo una mano, buscando
traspasar la barrera que nos separa y siento como si un huracán se acercara y
quisiera arrastrarme al mundo del que provengo. Sin embargo, y oculta tras mi
determinación, consigo mantenerme firme a tu lado de la realidad. No, no me
ves, mi amor y hasta agradezco que sea así, porque la imagen de tu propia mano acariciándote
el pene es algo que me inflama de deseo hasta llevarme al borde de la
inconsciencia. Entonces, vuelvo a fijar la mirada en tu espalda, entre la
cuarta y quinta vértebra lumbar y me recreo en el modo en que se hunde la carne
en torno a uno de esos pequeños huesos, cuando buscas con impaciencia un
desahogo que yo podría darte con sólo montarme sobre ti.
Pasan los segundos y no quiero
moverme, sólo quiero mirar el modo en que tus falanges se tensan por el
constante movimiento de tu mano. El
pulgar está recreando la dureza que el pubis proporciona al canal por el que
brota tu simiente. Si tan sólo fuese capaz de desmenuzar una a una las
sensaciones que te llevan al placer; me recrearía en cada una de ellas como si
fuesen un universo y las lamería como hacen las colas luminosas de los cometas
a las órbitas de los planetas… porque todo tú eres para mí una creación.
Te escucho alzar un gemido
extenuado, de esos que brotan cuando todo lo que intentas es insuficiente, y me
inclino cerca de tu oído para susurrar desde todo lo que yo misma soy como
creación un simple vocablo, un “ahhh”,
que expresa el modo increíble en que te siento dentro de mí aunque no lo estés.
Contienes el aire, mientras tu cuerpo se tensa, marcando cada músculo, y luego
lo expulsas en un gemido, casi un grito, que acompaña a tu orgasmo. Tu semen se
esparce por tu mano, tu vientre y mi mejilla.
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N/A
Extrañaba escribir y más aún este portal que se abre entre las
realidades cuando surge Erótica.
Espero que les guste el capítulo y que me cuenten lo que opinan o
sienten.
Besos
Siempre en amor
Anyara
Como siempre, me dejas sin palabras...es ¡Hermoso!
ResponderEliminarContienes el aire, mientras tu cuerpo se tensa, marcando cada músculo, y luego lo expulsas en un gemido, casi un grito, que acompaña a tu orgasmo. Tu semen se esparce por tu mano, tu vientre y mi mejilla. Y este es el final perfecto <3 me encanta erotica... es pasion en letras <3
ResponderEliminarExcelente ! no se puede describir con palabras !!!! felicitaciones !!!!
ResponderEliminarBill es hermoso, asi de esa forma magnifica como tu lo describes ;) Erotica es una serie hecha paea sentir cada una de sus palabra.
ResponderEliminarTu extrañas escribir y nosotras leerte *--*
Realmente que aquel dibujo te inspiró !! ahora cada vez que vea algo así,pensaré en esta historia....menuda faena me has dejado !! delicia de faena,por cierto .
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