YO
.
¿Te has preguntado alguna vez
sobre el proceso que sufre el humo de un cigarrillo? Sí, ya sé es algo mínimo,
algo vano y casi absurdo y que no merece un pensamiento; sin embargo, a veces
creo que son esas pequeñas cosas irrelevantes las que tienen todas las
respuestas. Si miro el humo, si sólo lo miro sin pensar en las sustancias que
segrega en el aire, lo veo moverse aletargado, como si su propia composición lo
intoxicara —del mismo modo que me intoxicas tú a mí—, luego, poco a poco va
elevándose en una espiral difusa, pero armónica y se pierde en la nada, se
abandona —tal como me abandono yo a ti. El humo no tiene más destino que una
vida corta y confusa, para luego desvanecerse; quizás eso sea morir.
Te miro, con el cigarrillo en la
mano, junto a la puerta de la galería que has escogido para exponer un amor que
no estoy segura que sea el nuestro ¿Soy yo la que flota en tus letras? ¿Soy la
perversa criatura que no supo amarte? Mis deseos de serlo y no serlo compiten
entre sí, porque no quiero pensar en otros labios besándote u otros dedos
delineando tus tatuajes, todos ellos, incluso los más íntimos. Quiero ser la
criatura que condensa tus emociones, la que hace explotar tu interior y te
empuja, con dolor, a ser lo más grande que puedes llegar a ser.
¿Crees que estoy loca?
Sí, quizás lo estoy.
El cigarrillo se acaba y aún no sé
si quiero que me veas. Tus ojos están puestos, con calma, en cada rostro que se
acerca a ti y te halaga del mismo modo que lo haría yo si no te amara del modo
profundo en que lo hago. Es extraño, pero el amor profundo, ese que radica en
el mar insondable de nosotros mismos, suele ser el que no podemos explicar por
mucho que lo intentemos. Y ese es el modo en que te amo.
Tus manos se mueven y revuelven el
aire de forma grácil, no lo cortan, no lo agreden, se complementan con lo que
te rodea y crean corrientes armónicas y perfectas; todo tú eres un elemento que
danza entre los elementos y conjugas las ideas para crear en mi mente algo sin
nombre que sólo puedo comparar con la perfección ¿Sabes cuántas veces he
deseado besarte y he terminado creando tus labios en el aire? Eres como aquello
a lo que mi alma grita y cuyo grito calla contra la barrera invisible de lo
real. Ahora mismo te grito y no escuchas, porque las capas de tu realidad se
acoplan una junto a la otra, transparentes e infranqueables, creando un muro
invisible que sólo me permite contemplarte. Oh, amor, si supieras la vida que creas en mí.
Te he amado más allá de la
absoluta visión del amante. Te he amado como si mi sentimiento fuese un
universo entero con todos sus elementos moviéndose en maravillosa concordia.
Ojalá, alguna vez, pudiese transmitirte la mitad de lo que siento y al tocar, mínimamente,
tu piel el cuerpo entero te estallase de amor.
A veces creo que la emotividad
está infravalorada, la hemos convertido en una debilidad de la que debemos
estar avergonzados. Es triste pensar que es la llave con la que podemos abrir
las puertas de lo que somos, de la vida y nuestra trascendencia en ella.
Al cigarrillo le queda la última
calada y no sé si quiero que sepas que he venido y te estoy acompañando.
Pareces cómodo entre aquellos que te rodean y llenan el aire que respiras de elogios.
Sí, eres bello, amor, pero no del modo en que ellos te lo cuentan; lo eres de
la manera en que lo son los seres salvajes y en ocasiones invisibles; lo eres
como lo es el sol para la luna.
¿Has tenido una de esas pajas
mentales en las que todo pasa en tu cabeza? Te imaginas los primeros besos, las
salidas, los amigos, el sexo; todo, hasta las lágrimas de la ruptura ¿Te ha
pasado? ¿Has anhelado, amado y sufrido, por todo eso sin siquiera vivirlo? Así
te percibo yo a ti cada vez que cruzo los laberintos del universo para mirarte
como ahora. Siempre te observo y veo el modo en que me romperás el alma, no
sólo el corazón, y me quedó estática, pegada al sitio en el que estoy por miedo
a que se convierta en realidad todo aquello que temo.
No amor, no sabes lo que es amar a
pedacitos de realidad.
Estás ahí y yo también lo estoy,
sí lo estoy ¿No lo ves? Es tan doloroso saber que me amarás a pesar de mí
misma. Lo más triste es no saber si conseguiré ser lo que te mereces. Esta que
soy sí lo será, estoy segura, porque he llorado lágrimas de sangre para
entenderlo; sin embargo, esa que soy es tan inexperta e incapaz, quién sabe si
llegará a entenderte, quién sabe si llegará a besar tu alma en las noches más
oscuras.
Me paseo delante de ti, vestida de
esplendor porque quiero que me veas. El corazón me late vertiginoso y la
angustia que siento me cierra el estómago y me aprieta por dentro más de lo que
puedo describir. Me has visto y desde este punto junto a la puerta, observo el
modo en que tus ojos se abren desmesurados ante la visión. No, no me veas por
favor, no imagines que soy la que te ha hecho el amor durante estos últimos
años. Soy yo, la que tienes enfrente, pero no lo soy. Entonces giras la cabeza
y me miras y yo te miro a ti, qué pequeña me siento, medio escondida entre las
personas de este lugar. Me has visto y has sabido que no soy la que amas. Tus
ojos se clavan en mí y no, no hacemos el amor, pero lo hacemos, por qué mi alma
estalla cuando tus ojos me muestran la implosión de tu alma.
.
N/A
Erótica; algo que no se puede comprender si no se tiene el alma
abierta.
Siempre en amor.
Anyara
Me encanta este cap bajo la perspectiva de "ella" esa q eres tu y cada una de las q vemos en Bill ese ser magico, hermoso y lleno de luz.
ResponderEliminarBendito muso y benditas pics q logro inspirar ediciones como esta *-*
Las puertas que se cierran abren ventanas... Es la corriente del amor, cualquier clase de amor del que estamos llenos, las que las abren, porque no podemos vivir sin él. Y qué somos en realidad si no energía que se transforma? Un giro inesperado en "Erótica". Me fascina como siempre y me llega como nunca. Estoy en vilo. Me ha encantado.
ResponderEliminar