martes, 10 de noviembre de 2015

Sátira / One shot


Sátira
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Era un sábado por la noche, de esos sábados que cuando es miércoles te parecen iluminados con luces de neón; algo así como una fantástica puerta al cielo por la que puedes cruzar y sentirte transportado, pero que después comprendes que sólo es un sábado más, sin mucha cosa, un sábado deslavado.
Bill había salido del club, en el que estaba tratando de matar el tiempo, y se fumaba un cigarrillo en la soledad que le permitían los demás fumadores. Miró a la distancia y vio pasar a un grupo de chicas que reían y hacían repiquetear los tacones contra la acera ¿Serían sólo un grupo de amigas?, ¿serían chicas de pago? La indumentaria no ayudaba mucho a hacer la diferencia. Lo más probable es que fuesen amigas, ya que a las chicas de pago les iba mejor si estaban solas. Una de ellas reparó en él y bajó la mirada cuando estas se cruzaron. Bill fumó un poco más, consciente de que sólo le quedaban dos caladas; siempre podría apurar el cigarrillo y volver a entrar o dejar que se consumiese lento hasta ver hacia dónde lo llevaría la mirada de aquella rubia; esperaba que a algo interesante. Necesitaba sexo caliente; quizás fuese por la luna llena que adornaba el cielo, quizás por la abstinencia que llevaba meses apaciguando con su mano. La chica lo volvió a mirar y entonces…
—¡Eh! ¡Espera! —gritó Bill.
La autora se quedó mirando la línea que se había plasmado por sí sola en la página de word. A continuación se miró los dedos, confusa, como si debiesen darle una explicación.
—No, no te lo estás imaginando —digo, molesto.
Nuevamente la incredulidad golpeó a la autora, esta vez aderezada con la maravilla de la fantasía creada y viva. Se atrevió a tocar las teclas y las acarició con las yemas de los dedos, mientras la idea cobraba forma en su cabeza.
—¿Eres tú? —escribió y esperó.
—¿Tú? ¿Quién es ? Soy Bill, bueno, el Bill que has puesto aquí, en esta historia de tres al cuarto —digo, fastidiado.
—¿Digo? —preguntó la autora curiosa del modo en que el personaje se describía a sí mismo.
—Sí, fastidiado ¿Te parece que no tengo razones para estarlo?
Es increíble —pensó, echándose atrás en aquella silla que sonaba desvencijada por el uso. Se llevó ambas manos a la cabeza y sonrió de menos a más, hasta que la sonrisa le tensó la boca del todo.
—¿Eh? ¿Estás ahí? —insisto.
—¡Sí, sí! —se apresuró a aclarar, tecleando lo más rápido posible.
—Bien, porque ahora no sé qué hacer con esta rubia que me has plantado aquí delante.
—¿Qué pasa con ella? ¿No es de tu gusto? ¿Prefieres una morena? ¿Quizás tienes otras preferencias?
—¿Preferencias? —me rio y en tu cara— Ya quisieras saber tú. No, es que a mí no me apetece ir al cuento hoy. Eres tú la que quiere verme en faena y describir lo bien que me lo monto.
—¡Ey! No te quejarás —se defendió la autora—. Te he puesto muy bien; todo un macho alfa.
—Ya, aquí, pero más tarde seguro que en alguna otra historia me arrinconan contra una pared y me lo meten hasta la tripa.
—Augh… No necesitas ser tan gráfico.
—Qué no, rubita, que hoy paso de ti —le digo a este personaje—. Podrías haber creado algo con un poco más de categoría y no a la típica chica enamorada que no aporta nada más que un par de buenas tetas a la historia.
—A mí no me parecía mal la rubia ¿No les gustan a ustedes que tengan globos bien inflados? Para aplastarlos con las manos y darles vueltas como si fueran…
—¡Eh! ¿Quién es la gráfica ahora? —me quejo.
—Oka, lo pillo.
—Deja que encienda otro cigarrillo y nos vamos caminando por ahí, que tengo unas cuántas cosas que decirte.
—¿Sugerencias?
—Más bien, reclamaciones.
—Oh, vaya.
—Son esas rubitas que me ponen al lado las que arruinan las historias, si es que parece que comen papel picado todo el día, no tienen nada en la cabeza.
—¡Ya está bien! ¿No? —se defendió la autora.
—Ok, ok, que no siempre son así. También están las que se comen al mundo, al personaje principal; que en este caso soy yo, y que terminan siendo las heroínas de sus propias historias. Esos escritos deberían estar en la categoría de: Me amo a mí misma.
—Jjajajajajaja… No puedo quitarte razón.
—Si hasta tú lo has visto.
—Pero no te quejarás, en mis historias siempre eres el protagonista.
—No sé qué decirte. Que uno también se cansa de tanto vaivén.
—¿Vaivén?
—Sí, emocionalmente me tienes hecho polvo. Un día estoy enamorado, al siguiente despechado, luego me siento frustrado y solo ¡¿Sabes tú la de pajas que me he hecho entre uno y otro de tus capítulos?!
—Esto… yo…
—Sí, ahora ponte tímida —aspiro una calada profunda del cigarrillo.
—¿Lo siento?
—No, quien lo siente soy yo. Además, dime ¿Qué es eso de Bill y Tu nombre?
—A mí no me digas, yo no lo hago.
—¿Quién es Tu nombre? Y encima digo Tu nombre cuando estoy en la cima del éxtasis… es patético —me lamento— “Ah, ah, me corro, Tu nombre.”
—Jjajajajajaja… A las personas les gusta soñar contigo. No me dirás que eres inocente, a ti te gusta jugar con la insinuación.
—Jajajaj… Un poco, lo suficiente como para poner una idea en una mente despierta —sonrío.
—¿Lo ves? Entonces no puedes culpar a los demás por hacer lo suyo.
—Esa no es excusa, me ponen en las peores situaciones ¿Sabes cuántas veces he querido cortarme las venas en eso que ustedes los ficcioners llaman literatura?
—Yo sólo puedo hacerme cargo de mis escritos —se defendió la autora—. Además, también existirás en historias interesantes ¿No?
—Pues, hmm, déjame pensar —hago una pausa especulativa—. No, va a ser que no. La mejor historia es mi propia vida, la real, la que hago yo —sonrío con desfachatez.
—Vaya, sí que eres humilde.
—Si yo no fuese interesante no escribirían sobre mí.
—No te equivoques, se inventan muchos personajes con tu nombre que es distinto.
—¿Me vas a decir que no soy yo ese Bill depresivo de algunas historias? —ironizo— ¿O ese alegre al que no le importa nada? ¿O el promiscuo? ¿O el fetichista?
—Un poco sí, quizás una parte de ti que el autor potencia.
—Pues escogen lo mejorcito que tengo —vuelvo a ironizar.
—Cada persona toma lo que le interesa.
—¿Por eso me estás tratando de liar con la rubita?
—Vamos —la autora ríe—, que esta es una historia ligera, de esas que son para un polvo y nada más.
—¡Peor aún!—la autora suspira— ¿Sabes que me han puesto hasta de asesino en serie?
—Pero eso qué daño te puede hacer, es ficción.
—Para ti lo será, pero yo vivo cada acción ¡Que luego tengo pesadillas!
—¿En tu vida real? —pregunta sorprendida.
—No, en la ficción, no te jode. En la real, claro.
—Hmm…
—¿Qué?
—Nada, sólo hmm
—No uses ese tonito especulativo que es el que siempre precede a una de esas terroríficas situaciones a las que ustedes llaman historias.
—No me negarás que es interesante pensar en que lo que escribimos de algún modo llegue hasta ti.
—No soy una cobaya —fumo un poco más—. No te calles, no te vayas por la tangente; que tú me tienes metido en historias muy oscuras.
—¿Yo? —tono inocente.
—No, yo —me burlo—. Hasta cuando me vas a tener sufriendo por esa historia que no te animas a terminar, o por esa otra que ya has dejado del todo olvidada ¡Qué uno tiene sus sentimientos!
—Bueno… es que…
—Y están esas otras en las que me tiro a mi hermano día sí y día también —vuelvo a fumar.
—A mí no me mires —la autora levanta las manos del teclado, para luego volver a escribir—, esas no son mías.
—¿No me dirás que eso es normal? ¡Qué es mi hermano!
—Hay quién dice que se conocen casos…
—Pero éste no es uno de esos ¿Lo pillas? —tiro el cigarrillo y lo piso para apagarlo— Son ideas desagradables.
—¡Eh! No te pongas así, que sólo son fics.
—¡Que me he pillado mirándole el culo a Tom para saber si me gusta! —enfatizo con un gesto de manos mi exaltación.
—¿Y?
—Bueno, no está mal —acepto— ¡Pero que es mi hermano!
—Jjajajjajajajaj…
—Anda, sí, tú ríe —digo, molesto.
—Es que eres muy gracioso.
—Todo un payaso —aplico mi mejor tono de sarcasmo.
Enciendo otro cigarrillo.
—¿Vas a fumarte otro?
—¿Por qué? ¿Algún problema? Porque esa es otra; o me quieren siendo el malo del cuento o me quieren santo, jamás tal cuál soy.
—¿Y cómo eres? —la autora presta toda su atención.
—Normal y corriente, como la mayoría.
—¡Ja! Ahora me vas a perdonar tú, pero eres lo menos corriente que hay.
—¡Claro que lo soy! —afirmo— Me enamoro, me desenamoro; me siento triste, alegre; voy al baño y hecho puteadas como todo el mundo cuando me enfado.
—Pues sí, el otro día se te escapó una de las gordas —acepta la autora.
—Y tú ¿Qué habrías hecho? —pregunto, molesto.
—Lo mismo.
—Ahí lo tienes; normal como todo el mundo.
Hago una pausa para encender el cigarrillo.
—Oye, a ese que me está mirando desde el otro lado de la calle ¿Lo has puesto tú? —pregunto.
—No, yo sólo estoy hablando contigo.
—Pues vaya rollo —declaro fastidiado—. Será la idea de algún otro que está aburrido en un sábado por la noche.
—Hoy es miércoles.
—¡¿Lo ves?! ¡Ya me has liado!
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N/A
Un día me pregunté qué pensaría Bill si supiera todo lo que escribimos de él y de eso surgió esta historia. Espero haber arrancado alguna sonrisa en el camino.
Besos
Siempre en amor.
Anyara.

5 comentarios:

  1. Me hiciste reir tanto, con tu historia y de mi misma, al pensar el todas las historia que Bill protagonizo. El pobre no tiene paz!! Jajajaja
    Adore este breve relato. Muchisimas gracias por compartirlo.
    Besos

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  2. ¿una sonrisa? estoy en el trabajo y he soltado una sonora carcajada lo bueno es que en ese momento me habían dejado sola, la verdad es que fue bastante divertido, ahora solo espero ese escrito que Bill y Tom hicieron juntos por lo menos ellos han escrito lo que les parece mas correcto y ahí veremos que tanto pueden coincidir con las ideas de las fans escritoras. Veremos si en algo concuerda o ellos han formado un mundo completamente diferente. Mis Felicitaciones un escrito totalmente divertido.

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  3. lixi sirena ya no mas sirenita10 de noviembre de 2015, 19:45

    jajajajaja me has hecho la tarde jajajajaja esta muy bueno jajajaja me rei como nunca de verdad que Bill pensaria que les pasa con todo lo que se escribe de él jajaja eso de me consigo mirandole el trasero a Tom jajajajajaja definitivamente hermanita tu imaginacion vuela y hace maravillas con Bill TQI <3

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  4. jajajaja que me has devuelto el ánimo !! es que me encanta,es muy refrescante.Ya me lo imagino a Bill mirándole el culo a Tom jajaja ...te quedó super bien. Te confieso que los únicos que he leído son los tuyos Anyara. Y me traen muerta de emoción.

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  5. Any querida adoro tu creatividas con las letras *--*; me encanta leerte en escritos tan diferentes y originales

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