lunes, 10 de junio de 2013

Cápsulas de Oro - Capítulo XXI


Capítulo XXI

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2007
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El sonido de la música me envolvía. Las luces en tonos azules que ambientaban el recinto, creaban sombras persistentes en el rostro de las personas. Algunas bailaban, otras compartían como nosotros en un rincón un poco más apartado. Con el tiempo fui comprendiendo que incluso en una simple fiesta, posterior a la entrega de algún premio, los premiados y los postulantes ocupaban lugares diferentes, como en una pirámide. La banda y yo habíamos sorteado las categorías en muy poco tiempo. Creo que desde los comet a los que asistimos hacía cerca de un año hasta ahora, habíamos cambiado de posición en la pirámide, pasando de las gradas a la pista central.

A la distancia, en otra de las zonas apartadas y reservadas, se veía a una chica que me miraba insistentemente. Yo intentaba que mi propio interés no resultara obvio.

—Mira a Georg —se acercó hasta mi oído Tom, que permanecía a mi lado.

—¿Dónde? —hablé fuerte, pero mis palabras parecían susurros en medio de la música.

—A la derecha, parece que está noche alarga la fiesta —rió, refiriéndose a lo que parecía una conquista hecha por nuestro amigo.

—No siempre te va a tocar a ti —me mofé. Tom se había calmado un poco en el último tiempo. Desde que habían salido unas fotos suyas tocándole el trasero a una chica en una fiesta, se había vuelto más cauto.

Volví a mirar en dirección a aquella chica, me sorprendí y retiré la mirada cuando me sonrío.

—Pues a mí me da que no sólo Georg se empareja esta noche —dijo con un tono burlón que ya le conocía bien.

—¡¿Qué dices?! —le reclamé entre risas, bebiendo un poco de mi copa. Esta noche bebíamos champagne, un lujo que nos dábamos siempre que podíamos.

—Lo que veo —dio un pequeño toque con su hombro en el mío.

Sólo me reí, sin quitarle razón. No era una mala idea. Con algo de confidencialidad quizás podía irme acompañado.

—¿Qué tal todo por aquí? —preguntó David, acercándose a Tom y a mí.

Ambos le dimos un ‘bien’ por respuesta.

—Luther nos invita a compartir con él —nos dijo—, está ahí —indicó la zona en la que antes estaba la chica que me observaba. David hizo un gesto con la mano y Luther lo respondió. La chica ya no se veía.

—¿Qué quiere? —pregunté, con cierto tono de ironía.

—¿Tú qué crees? —rió David— Insistir un poco más para que se conviertan en su nueva inversión.

—Pero si ya tenemos disquera —intervino Tom.

—Para la producción —respondí.

—Vamos —nos animó David—, a nadie le viene mal la competencia y Luther es competencia fuerte.

Volví a mirar hacia aquel grupo, la chica seguía sin aparecer. Quizás regresara, además David tenía razón, un poco de competencia no venía mal, mientras más productores estuviesen interesados en nosotros más altas serían las ofertas.

Miré a Tom, y le hice un pequeño gesto que él interpretó de inmediato.

—Vamos a potenciar nuestro producto —rió, poniéndose en pie.

Rato más tarde, hablábamos y bebíamos en compañía de Luther y algunos amigos. No era la primera vez que nos veíamos y participábamos de momentos como éste. El hombre parecía simpático. Siempre nuestras conversaciones se llenaban de consejos sobre el mundo de la música.

Debes tener los ojos bien abiertos —me dijo un día— en este mundo no todo es lo que parece —aquella fue la primera vez en la que compartió una cápsula dorada conmigo—. Toma, para que te despejes un poco —me había dicho, y ciertamente la fiesta me había durado hasta muy entrada la mañana. El único efecto secundario que había tenido, habían sido veinticuatro horas de sueño ininterrumpido. Nada que no pudiese permitirme.

Por eso cuando me entregó aquellas tres cápsulas, hasta se lo agradecí.

—Bill —dijo Luther—, quiero presentarte a alguien.

Junto a él estaba aquella chica de cabello castaño y ojos felinos.

—Hola —la saludé, y ella respondió con otra sonrisa tan radiante como lo que me había dado desde la distancia. Su mirada me recorrió en un instante, y la invitación quedó hecha.

Me gustaba, así que la acepté.

En una ida al baño me tomé dos de las cápsulas que Luther me había dado. Luego de eso el sonido de la música comenzó a abombarse en mis oídos, como si tuviera la cabeza sumergida en el agua. Los parpados me pesaban pero no quería dormir. El corazón me latía más rápido de lo normal, como si estuviese corriendo. Una sensación de aletargada prisa me llenaba, me confundía y me encantaba. Era la libertad puesta en un par de pastillas.

Ella tomó mi mano y nos perdimos tras una cortina negra que había resguardando la zona en la que nos encontrábamos. Muchos de estos clubes contaban con sus propios hoteles, por eso nadie nos veía salir acompañados. Regla número uno: los artistas necesitábamos privacidad para mantener nuestra imagen intacta. Este club en particular, que pertenecía a Luther, hacía esa primera regla, suya. No había detalle que se perdiera. Las habitaciones tenían una puerta de entrada y otra de salida. Nadie se encontraba en el camino, así que nadie nos vería.

De ese modo nos sumergimos en las fauces de la pasión. La música, el alcohol, las cápsulas que me había tomado; todo era parte de la montaña rusa en la que estaba subido. Me sentía completamente dueño del mundo. Diecisiete años, una carrera exitosa, un mujer atrapada entre mi cuerpo y la cama. Euforia sería la palabra más adecuada para definir mi estado.

El sexo estaba siendo fuego puro. Los gemidos y los jadeos se mezclaban sin armonía posible. Desiguales y rotos. El calor nos asfixiaba, el sudor nos humedecía. Mi cuerpo entrando en el suyo sin reparo, sin cuidado. La escuchaba quejarse entre risas de placer, y entonces quise probar un juego. Tomé mi cinturón que colgaba a un lado de la cama y rodeé su cuello con él. Ella me observó, expectante, excitada. En el instante en que ajusté el cinturón, su cadera se alzó en busca de la mía. El juego le gustaba tanto como a mí.

Sé que la besé. Sé que apreté la correa en su cuello mientras ella reía nerviosa. Sé que hubo una culminación para mí en medio del sexo desaforado. Sé que me dormí.

Un rayo de sol se filtró por una rendija de la persiana, obligándome a esconder la cabeza entre las sábanas. Intentaba amortiguar el dolor. Me masajeé la sien con una mano, abriendo poco a poco los ojos. La luz en la habitación estaba atenuada por las cortinas cerradas. Observé a mi alrededor, comenzando a reconocer objetos: la mesa de noche, la cama en la que me encontraba, y ella dormida a mi lado. Cerré los ojos con fuerza, intentando aclarar la visión cuando la vi con mi cinturón aún en el cuello.

—Hey —le hablé, moviéndola suavemente, pero ella no respondió—. Hey —le dije un poco más alto, notando ese vacío que se instala en el estómago cuando presentimos la tragedia.

Me puse en pie y la miré. Su cuerpo estaba desvencijado sobre la cama, como si alguien la hubiese arrojado.

—Hey —repetí, con la voz ida por el miedo que comenzaba a pesarme.

Entonces noté sus ojos entreabiertos y su piel helada.

El pánico era algo que nunca había sentido. Alguna vez creí que sí pero comprendí que estaba equivocado, nada se comparaba con lo que ahora experimentaba. El pánico te corroe las venas, te licua por dentro. Te aniquila en una fracción de segundo.

—No —negué repetidamente. No podía creer lo que veía ¿Lo había hecho yo?

Miré las ventanas cerradas al igual que la puerta. Nadie más que nosotros había estado aquí. Me esforcé por recordar los pasos que habíamos dado desde que entramos. Recordaba el  aire humedecido y el encierro. Las ventanas habían permanecido cerradas todo el tiempo, incluso ahora que respiraba agitado el aire seguía enrarecido. Se me llenaron los ojos de lágrimas al pensar en que estaba en la misma habitación con una chica… muerta.

Se me escapó un sollozo profundo y el pánico casi me ahogo. Me caí sentado al suelo y miré por los rincones buscando algo racional a lo que asirme.

El teléfono —pensé, y comencé a buscar a gatas mis pantalones.

Cuando lo tuve en la mano pensé en llamar a Tom. Él había sido mi primera opción, pero me negué a ella, no quería verlo mezclado en esto, y mi hermano era capaz de culparse a sí mismo con tal de salvarme. La segunda opción fue David, pero algo me decía que él no iba a ensuciarse por mí. Casi pude recrear sus posibles palabras: es una pena Bill, pero no puedo hacer nada. Cerré los ojos, apretando el teléfono con ambas manos. La respiración se me atoraba en la garganta y notaba como me ahogaba por el miedo. Las lágrimas seguían ahí, amenazando con caer, pero no podía llorar, tenía que buscar una salida. Mi tercera opción era Luther, él me había dicho de todos los modos posibles que podía contar con él para lo que fuese necesario. La última vez durante la fiesta.

Marqué su número y se me hicieron eternos los tres tonos de llamada antes de escuchar su voz. Cuando respondió se lo dije todo en medio de frases a medio hacer. Estaba nervioso y tenía la sensación de que mis explicaciones eran erráticas. Luther había sonado serio y decidido.

Muchacho —me había dicho—, toma tus cosas, todo lo que te pertenezca y sal de ahí. Cierra la puerta y deja el lugar como está. Fuera encontrarás un coche negro que te estará esperando y te llevará a casa. Yo me encargo de lo que quede en la habitación.

Yo quise replicar, pero él no me lo permitió.

Más adelante hablaremos —terminó.

Salí del lugar, tal y como me había indicado. Sentía el sudor frío que me llenaba todo el cuerpo. Me bañé en cuanto llegué a casa, y me pasé los siguientes tres días mirando las noticias en el sofá de casa, sumergido en el miedo a que la policía tocara a la puerta preguntando por mí. Finalmente, el cuarto día, la noticia de una chica encontrada muerta en el bosque apareció en medio de otras muchas historias policiales. No había antecedentes sobre su identidad, ni el modo en que había muerto. Al quinto día recibí una llamada de Luther a mi móvil.

Tenemos que hablar —dijo.

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Presente
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El agua estaba fría, apenas había regulado la temperatura como para no congelarme. Dejaba que cayera directamente en mi rostro, intentando despejar las ideas y los recuerdos de un momento tan horrible para mí. Dicen que el agua es purificadora, pero yo estaba demasiado lejos de una purificación. Cada paso que había dado desde ese día me había puesto justo en el lugar en el que estaba, y que probablemente se hallaba muy alejado del que realmente me merecía. Mi vida era una patética obra de teatro, y aún así no era todo lo mala que podría llegar a ser. Dejé que el agua me llenara la boca, y me enjuagué el amargo sabor que se me había quedado luego de la confesión. Al menos Ella parecía haberme abandonado por esta noche.

Cerré el grifo y salí de la ducha. El agua mojaba el suelo y la alfombra sobre la que pisaba, en tanto yo no podía dejar de pensar en Seele. Había escuchado mi relato en completa calma, como toda una profesional. Se lo agradecía, aunque eso significara perder esa parte de ella que me hacía sentir ligeramente normal.

Me metí en la cama con luz de día. Sabía que Tom también se había dormido tarde así que aún no despertaría, y menos notaría mi escapada. Miré el techo, me sentía absolutamente despejado. Quizás no podría dormir, me sentía demasiado ansioso para ello. Me senté en la cama con un gesto rápido. Me llevé ambas manos a la cara y solté el aire con fuerza. Estaba cansado, demasiado cansado de todo esto.

El destino a veces te arroja una cuerda, pero tienes que saber subir por ella.

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Continuará.

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N/A

Aquí se ha contado el modo en que Bill ha vivido aquella experiencia, y como se la ha trasladado a Seele. Ahora habrá que esperar a saber qué piensa ella de todo esto.

Espero que el capítulo les haya gustado y que me dejen sus comentarios.

Siempre en amor.


Anyara.

12 comentarios:

  1. Vale ya salió lo que le atormenta.... pobre... ¿cómo no se va a comer la cabeza si le ocurrió algo así?. Solo espero que aunque no lo veo nada claro, tenga un final feliz (me cuesta ver sufrir a Bill aunque sea en la ficción, no lo puedo evitar). Sea como sea has vuelto a meterme en la cabeza de Bill, por un momento he sentido el aturdimiento y la sensación de euforia. Genial como siempre. Gracias por escribir

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    1. Marisa... no sabes la de emociones contenidas que tiene esta historia. Me costó comenzarla por lo mismo que te pasa a ti, ver sufrir a Bill es complicado, pero quería contar cosas a través de una historia que necesita ser cruda.
      Me alegra que sintieras las vivencias de Bill, al menos para mí es la magia que obra la primera persona, aunque no a todo el mundo le guste para leer.
      Un beso, y muchas gracias por leer y comentar. ♥

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    2. ¡¡Lo sé, por eso tiene más valor!!!. A mi la primera persona también me gusta, realmente me gusta todo lo que muestre lo humanas que somos las personas. MUaks

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  2. oh noo!!! U_U ... pobrecito ... es un trauma terrible mas el Bill que nos muestras en esta historia , esta agobiado y vacio ... Ojala y despues de esto Seleee le ayude a encontrar su paz gracias por este capitulo un anorme beso y espero el siguiente con fervor :*

    YUYISK

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    1. Me alegra mucho que te guste mi Yuyisk. Es complicado poner a Bill en una situación tan dura, pero sé que la historia cumplirá con su cometido xDD

      Un beso, y muchas gracias por leer y comentar ♥

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  3. OMG!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! pobrecitoooooo.... croe que estaria en la misma situacion emocional que Bill.... aichsssss que pensará Seele de todo esto???? y sera que Tom se enterara alguna vez de todo lo que paso?? ainsss tantas cosas... ese MMMMkjjnujndio de Luther jejeje no tengo palabras para insultarlo....

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    1. Ya veremos si se entera Tom de todo ¿Verdad? Luther... ainsss... es alguien tan desagradable. Y Seele ¿Qué pensará ella?... lo sabremos en el siguiente capítulo... ejejejejje...

      Muakk!!! Muchas gracias por leer y comentar mi Lixi ♥

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  4. Wooowwww! Al fin lo soltó! ¡Qué valiente! En alguno de los capítulos él le preguntó a Seele si sería capaz de purgar en su lugar el castigo, incluso ir a la cárcel... pues en este capítulo le ha compartido la estafeta, no se ha librado de la culpa sin embargo ya dio el primer paso para buscar una solución a su problema interior.

    Seele ahora deberá hacer su parte, no solo de terapeuta, sino de confidente, y más que eso! Está demasiado involucrada en el aspecto sentimental, ¿cuál será su reacción? Bill ha dicho que lo tomó con calma, ¿cómo quedó ella cuando él salió de su apartamento? Aaaahhhhh!!!!! me muero por sabeeeerrrrr!!!! :)

    Hubo un momento de la historia en que pensé que Ella tenía lazos con Tom, pero al parecer estaba errada. Bill no solo carga con la culpa de asesino, sino también con la culpa de haber involucrado a la banda y ponerla en peligro, ¿de ahí su temor a hablar con su hermano? Continúan muchas dudas, con paciencia las iremos descubriendo.

    Mil Gracias Andrea! Excelente capítulo :)

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  5. Aunque fue una de las tantas practicas raras que hay en el sexo, fue claro que mientras estaban "conscientes" (dentro de lo que cabe) ambos la estaban disfrutando... pero también está claro que el placer del acto, combinado con la "magia" de esas capsulas, fueron tejiendo el escenario ideal, para que todo terminará en tragedia...

    Quiera aceptarlo o no, hubo un delito, hubo alguien muerto, alguien pago las consecuencias de tratar de vivir en el desenfreno. La culpa de Bill, es tremenda, ahora si literalmente cargar con un muerto, el no poder ni siquiera hablar con Tom por lo que estuvo pasando por tantos años, el no tener no sé, si decirle valor o confianza para enfrentar esa tragedia, porque desde allí, su infierno comenzó. Para bien de Luther, el fue esa persona que se cruzo en el camino de Bill, pero por lo que hemos visto, no lo salvo, sino que lo condeno más. Y se me vino a la mente lo que deberá Bill hacer con la chica que Luther a insistido que Bill la trabaje.Y todavía falta descubrir que tipo de infierno creo Luther para Bill...¡qué intenso relato!

    No tengo idea para donde pueda ir la historia, creo que Seele, será fundamental en lo que suceda con Bill mas adelante, me gustaría pensar en acontecimientos felices para los dos, pero, al ser una historia tan densa, ainss ya ni sé.

    Capitulo intenso y lleno de sorpresas, realmente me tenía intrigada mientras lo leía. ¡Genial capitulo, Andrea!

    Besos, Adriana

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  6. ......Al fin conocemos con detalle ese triste episodio que marcó la vida de Bill...un hecho por demás fuerte y mas considerando q el pobre era tan solo un chico de 17 añitos.....Una situación sumamente planeada por Luther, estoy segurita q ahí hay gato encerrado y las cosas no son como Bill cree...

    Nuestro amado Bill ha dado su primer paso hacia la luz...al menos eso quiero pensar por el momento, hablar sobre los sucedido es un hecho liberador, ahora la q tiene un enorme reto es la pobre doctorcita Seele, ha de estar medio friqueada...xD...

    Me encanta como vas desarrollando la historia Any, muy elocuente y siempre interesante....espero ansiosa el próximo cap....Muakkkk

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  7. Hola, aquí dejando el comentario de pronto recordé que no lo había hecho y pasando al asunto, Bill ya ha dicho su verdad, no sabemos aun que piensa Seele pero sin duda ahora comparte un gran secreto uno que muy seguramente no confesara a su asesor y tampoco escribirá en su reporte, su deber es ayudar a su paciente pero a que costo? cual será su reacción, la telaraña es aun muy enredada y me encantara ver como se va desbaratando. Un abrazo con cariño Gracias por escribir.

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  8. Es increíble lo que ha pasado...aunque pertenece a una historia de ficción, sin embargo me parece una buena metáfora de cómo a veces los seres humanos estamos atrapados en una compleja red de intereses y manipulaciones de los que juegan a ser dioses. Este Luther tiene todo mi desprecio; es el responsable intelectual de todo lo que ha pasado al poner en el camino de un adolescente ofuscado por la fama drogas y sexo fácil, y habrá que ver si como dice mi adorada Evelyn no se trata de una orquestación para seguir manejando los hilos a su antojo y conveniencia. No es que le quite su cuota de responsabilidad a Bill, que no debió ir tan al límite drogado con una pareja casual. Se parece tanto a caer en un pozo... tan difícil salir. Pero la redención está cerca; y más que creer que está en manos de profesionales especializados en liberarnos de nuestras cárceles interiores -ojalá pudieran- yo creo q es el amor lo que nos salva. Veamos si ella, que personifica las dos cosas, lo logra.♥ Mi Anyara de mi amor, si puedo hacer un desiderátum, es que algún día le des a Tom un papel no digo protagónico, pero sí relevante... a veces las lectoras nos podemos evitar la tentación de expresar nuestros deseos... Jajajaja buenoooooo no he podido evitarlo *huyeeeeee*

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